Hotel dos se van tres llegan
La Moneda, ese hotel del que se van dos y llegan tres. Sobre todo cuando se trata de eternizar el pillaje de la riqueza creada con el esfuerzo de todos. Pero el daño no se limita a la población local. Se prolonga más allá de las fronteras con una política exterior servil, inepta e inapta, al servicio de intereses que no son los nuestros. Se va Bachelet, ¡qué alivio!, llega Piñera, ¡qué dolor! Luis Casado «desclasifica» su cabreo…